miércoles, 12 de septiembre de 2018

Errenteria: un ejemplo de acuerdo entre las izquierdas en la política municipal (José Manuel Ferradás)

"Es posible y deseable el encuentro entre las tres izquierdas en el ámbito municipal, más allá de la forma concreta que se le de a ese encuentro"


 

Errenteria, con una población de 39.391 habitantes, es el tercer municipio más grande de Gipuzkoa. EH Bildu y Errenteria IrabaziZ gobiernan con una corporación compuesta por 7 concejales de EH Bildu, 7 del PSE, 4 de Errenteria IrabaziZ y 3 del PNV. 

Errenteria IrabaziZ es una agrupación de electores que se presentó a las elecciones municipales de 2015, donde obtuvo el 18,85% de los votos, impulsada por personas vinculadas a Podemos, Ezker Anitza, Equo y otras procedentes de los movimientos sociales. Su asamblea decidió la participación en el gobierno municipal de Errenteria convirtiéndose en un caso único de gobierno en la CAV de una fuerza de similares características. 

Este artículo busca situar como se llegó a esa decisión y sobre qué pautas de actuación se ha desarrollado la política municipal del espacio político que representa Errenteria IrabaziZ en el municipio. En primer lugar, cabe situar un pequeño contexto histórico que determina la realidad concreta del municipio y que sirve para entender un gobierno entre fuerzas diferentes como son EH Bildu y lo que representa Errenteria IrabaziZ.

Las izquierdas en Errenteria

Errenteria es una localidad receptora de personas emigrantes de diversos lugares de España en los años 50 y 60. En 1950 la población de la Villa era de 12.784 personas censadas, y en 1975 ascendió hasta las 46.329, una irrupción que causó un fuerte impacto sociológico y político en el municipio. Una de las consecuencias fue la notable presencia de las diversas fuerzas y grupos de izquierda al calor de las luchas obreras y antifranquistas. 
 
Lo que se denominó en su día como “nuevos movimientos”, un dinámico movimiento feminista, la movilización juvenil por los gaztetxes, el movimiento antimilitarista contra la OTAN y la insumisión, etc, tuvieron un gran impacto en el municipio, así como también ha afectado notablemente a Errenteria y el conjunto de la comarca de Oarsoaldea las sucesivas crisis económicas, que en la actualidad se ve reflejado en la presencia activa de colectivos vinculados a la respuesta que se da a las consecuencias de dichas crisis: colectivos contra el paro y el desempleo, para impedir desahucios, etc. Errenteria ha tenido históricamente un nivel de paro considerablemente superior a la media de Gipuzkoa, y unos niveles de renta bajos, con un PIB per cápita en 2015 un 46% menor que la media gipuzkoana según Eustat. 

Estos aspectos inciden en que en Errenteria haya existido una izquierda diversa configurada en tres grandes bloques. Uno vinculado al PSOE, otro a la izquierda abertzale, y otra izquierda plural en sus integrantes y organizaciones con sus propias señas de identidad y de acción política. 

Este último bloque requiere de ciertas apreciaciones: representa una izquierda no nacionalista pero sí de fuerte sentimiento vasquista y crítica con la acción armada de ETA y con sus consecuencias de confrontación social que tienen especial incidencia en Errenteria; esta izquierda desarrolla una relación desigual con la política institucional, y algunos sectores, como en su momento pudo ser IU, con una relación acrítica y priorizando en todo momento su participación en espacios de gestión municipal, mientras que otros apostarán por un activismo social que confrontarán con buscar espacios de participación institucional. 

Las distintas formas de entender la participación institucional, el desgaste generacional, el agotamiento de los espacios donde se había desarrollado su actuación política —espacio sindical, vecinal, antimilitarista, etc— propiciaron que en buena medida este tercer bloque cayera en una “insignificancia política” en relación al PSE y a la izquierda abertzale, algo que con el surgimiento del 15M y algunos de sus efectos políticos -nacimiento de Podemos- supuso un punto de inflexión. 

Por un lado, el surgimiento de Podemos como partido supone también en Errenteria la incorporación a la acción política de gentes con la que no habían tenido en su mayoría relación alguna. La ilusión generada por la irrupción de Podemos es clave para el resurgimiento de ese espacio político. Por otro lado, militantes de IU venían haciendo una lectura crítica de la acción política municipal anterior, por lo que de ambos grupos políticos surgirán personas que busquen espacios de encuentro y confluencia más allá de incomprensiones de quienes seguían anclados en la “seguridad de la sigla” por más que limitase su acción política en el municipio.

Afortunadamente, la apuesta también suma a gente procedente de grupos ya desaparecidos de la izquierda o de los movimientos sociales y vecinales. El resultado es la configuración de la agrupación de electores Errenteria IrabaziZ que logrará 3.518 votos y cuatro concejales. El mejor resultado electoral jamás obtenido por ese espacio político, que le configurará como un elemento político determinante de la política municipal.

De una izquierda confrontada…

La relación entre esos tres bloques ha sido diversa, con espacios para la confrontación y en ocasiones para el encuentro. Una cuestión determinante en esas relaciones fue ETA, que prácticamente imposibilitaba una acción política compartida entre la izquierda abertzale y el espacio de la izquierda plural. Por contra, esa acción llevaba al encuentro de buena parte de ese espacio (en su momento representado políticamente por Euskadiko Ezkerra y luego por IU) con el PSE. 
 
A nivel municipal, salvo la primera legislatura regida por HB (1979–1983), la alcaldía ha recaído en el PSE durante 28 años hasta el 2011. Todos estos años generaron unas prácticas y unas lógicas alejadas de lo que se supone que debe ser una actuación municipal guiada por la transparencia, la participación, alejada de prácticas “clientelistas” y actuaciones subordinadas a los intereses del partido. En esa actuación municipal el PSE contó con la colaboración y participación de EA, PNV e IU entre otros.

…a unas que buscan puntos de encuentro

Las elecciones municipales de 2011 suponen un cambio radical con esa situación política que vino condicionada por dos cuestiones claves: la declaración de tregua de ETA en 2011 y el impacto en ese año del movimiento 15M. Anteriormente, la asamblea local de IU había roto con la política seguida en relación al PSE y desarrolla una dura labor de oposición al gobierno municipal. Las elecciones municipales de 2011 suponen la victoria de EH Bildu sobre la candidatura del PSE, que conformará un equipo donde se integrará el concejal de IU pese a estar en minoría frente al PSE, PNV y PP, que actuarán prácticamente al unísono frente al nuevo gobierno municipal. 
 
En el periodo 2011-2015 se apuntan ya una serie de actuaciones que suponen una ruptura absoluta con las prácticas de los anteriores gobiernos municipales del PSE. Cabe señalar la elaboración del Plan Estratégico 2025, una hoja de ruta elaborada con la mayoría del tejido asociativo de Errenteria y que ha marcado en buena medida la actuación municipal.

Desgraciadamente, el PSE no asume su nuevo papel de fuerza en la oposición desarrollando continuamente una política obstruccionista que hace prácticamente imposible realizar actuaciones municipales conjuntas, aunque cabría destacar una acción política diferente en el campo de las iniciativas por la convivencia desarrolladas en nuestro pueblo y que han tenido una destacada incidencia tanto social como mediática. Habría que apostar en el futuro por la incorporación del PSE a la labor de desarrollar nuevas políticas municipales, ya que es posible y deseable el encuentro entre las tres izquierdas en el ámbito municipal, más allá de la forma concreta que se le de a ese encuentro.

Un gobierno de cambio entre diferentes

Las elecciones municipales de 2015 suponen la irrupción de Errenteria IrabaziZ como sujeto político de primer orden en el municipio. La suma con EH Bildu supone la mayoría absoluta en la corporación y la consolidación del cambio iniciado en la legislatura anterior. 
 
La constitución del nuevo equipo de gobierno municipal se hace sobre el Acuerdo de bases de política municipal 2015-2019, un texto de diez páginas que sitúa los objetivos políticos de la legislatura. El texto es presentado públicamente ante más de 300 personas que a su vez lo firman como señal de compromiso de ambos grupos políticos con la ciudadanía. 

Este acuerdo ha generado en la legislatura algunas actuaciones destacadas que marcan una línea política municipal progresista
:
— El Ayuntamiento de Errenteria ha sido destacado como el municipio de más de 20.000 habitantes que más invierte en cohesión y justicia social de forma proporcional a su población. Así, en las Ayudas de Emergencia Social (AES), mientras que el Gobierno Vasco ha aumentado el gasto en un 7,8%, el Ayuntamiento de Errenteria lo ha hecho en un 877%. Nadie en Errenteria se queda sin recibir las AES por falta de recursos económicos por parte de la administración. 

— Respecto a las políticas medioambientales, se ha pasado en la recogida separada de residuos de un 31,8% en 2014 a un 62,2% en 2018, se ha reducido el consumo energético de las instalaciones municipales en un 11% en 2017, y el municipio disminuyó sus emisiones de CO2, ya que lanzó a la atmósfera 100 toneladas menos que en 2016. 

— Por último, se ha actualizado la administración municipal para poner en el centro a las personas. El nuevo servicio ZU! Zure Udala ha transformado la vieja estructura municipal a una más operativa y funcional. Un servicio que ha supuesto un gran esfuerzo de organización, con el que se han cambiado de sitio más de ocho departamentos municipales. La adaptación a esta filosofía de servicio y a los tiempos ha traído una apuesta tecnológica muy importante con un trabajo ingente de racionalización de los procedimientos 

Aunque para quién lea este artículo puedan resultar obvias, quiero terminar señalando algunas pautas que explican la buena marcha del equipo de gobierno municipal entre Errenteria IrabaziZ y EH Bildu, que no siempre resulta sencillo llevarlas a la practica en el día a día. No solo desde labores de gobierno municipal —la crisis en el Ayuntamiento de Iruñea entiendo que tiene que ver con lo que señalo— sino también en la labor de grupos municipales en la oposición que en más de una ocasión ignoran algunas de las siguientes cuestiones. 

 La acción municipal no se improvisa sobre la marcha sino que se desarrolla sobre una base firme, en este caso el Acuerdo de bases y el Plan estratégico 2025 que se actualiza con un Plan de gestión 2015-2019. Sin bases firmes el recorrido se puede convertir en un pequeño campo de minas. 

— Los intereses de cada uno de los grupos son legítimos pero no pueden marcar ni determinar la actuación en las distintas áreas municipales. Si no se entiende la actuación municipal como la suma de quienes le dan apoyo, y que todos ganan con las actuaciones del equipo de gobierno municipal, tarde o temprano aparecerán los problemas y las diferencias. 

— Generar espacios de “autonomía” en la actuación municipal frente al marco político general. Hay que buscar el momento de hacer política. Evidentemente la hacemos día a día con las acciones municipales, pero hay que defender la existencia de actuaciones que no pueden venir marcadas por directrices políticas que se desarrollan en otros espacios. No podemos convertir el Ayuntamiento en una mera “caja de resonancia” al margen de que se desarrollen labores de gobierno municipal o de oposición. 

— Finalmente cabe señalar lo que podemos definir como “factor humano”. Es determinante la confianza para avanzar, que se construye día a día y debe ser un objetivo importante a la hora de tratar de llevar adelante actuaciones políticas municipales entre diferentes. 

Estas son algunas de las claves para entender lo que considero una buena experiencia de “gobierno entre diferentes” en Errenteria. Una realidad que tiene su propia historia y que genera un experiencia, que si bien no es “exportable”, sí que creo se puede extraer algunas consecuencias para una actuación política municipal diferente que sirva para transformar los municipios y ponerlos al servicio de la mayoría de sus gentes.