domingo, 14 de junio de 2020

"Cayetana la marquesa, defensora de los pocos (Llum Quiñonero)

“Usted solicitó la nacionalidad, que le dieron con presteza, para ser candidata en las listas del PP al Congreso de los diputados, precisamente ese mismo año. Directamente, patriota por el escaño”
                                             
Ilustrísima Señora Doña Cayetana Álvarez de Toledo: 
En este país se luchó durante décadas para conseguir la democracia. Cientos de miles de personas nos jugamos la libertad, el puesto de trabajo, los estudios, la vida, también la vida, para terminar con un régimen de terror. A uno de esos luchadores, usted trató de descalificarle al llamarle terrorista. Eso dijo Franco, acusando a su oposición de “contubernio y subversión comunista y terrorista” en su última aparición en la Plaza de Oriente, el 1 de octubre de 1975. ¡Qué coincidencia! 
Llama la atención su reciente españolidad. Usted es española desde 2007, antes ya tenía pasaportes argentino y francés. Solicitó la nacionalidad, que le dieron con presteza, para ser candidata en las listas del PP al Congreso de los diputados, precisamente ese mismo año. Directamente, patriota por el escaño. Ni un minuto antes. Y es, además, marquesa; título logrado tras un litigio familiar, en 2013. Uno noelige a sus padres, dijo usted en sede parlamentaria. Pero usted, sí ha elegido la marca de su cuna, Marquesa de Casa Fuerte, heredera de un virrey de la Nueva España, un marquesado que hoy es, por mor de la democracia, meramente cosmético, como el votox o el rubio de bote. Nuestra Constitución nos reconoce como iguales, señora Álvarez de Toledo; ha sido necesaria mucha sangre para esa Carta Magna. 
Tome nota. Somos iguales ante la ley. Es lo que tienen las democracias que reconocen derechos a la mayoría. Recuerde el poema de P. Selly en su canto a la dignidad pisoteada y su llamamiento a la justa resistencia contra la tiranía : “Vosotros sois muchos, ellos pocos.” La filosofía del derecho, las constituciones democráticas se redactaron bajo el principio inalienable, el derecho a levantarse contra las tiranías, contra el abuso y el poder de los pocos. Desde Platón, pasando por Thoreau hasta el presente. En la Nueva España para lograr más democracia, también se rebelaron contra reyes y virreyes, señoría. Abusadores de almas, exprimidores de cuerpos, recaudadores de impuestos para mayor engrandecimiento de las Cortes. La virreinal y la otra, con muchas marquesas en la lista. 
Estos meses de pandemia han muerto decenas de miles de españoles, entre ellos un famoso torturador, Antonio González Pacheco, famoso por su sadismo
Usted ha elegido su lugar para perpetuar los privilegios de los suyos, como antes hicieron otros tiranos, reyes, virreyes, marqueses, caudillos. Le coloca en muy mal lugar como portavoz parlamentaria de un partido que se define como demócrata pero que tantas veces no actúa como tal. Los grandes de España con mayúsculas no tienen los mismos intereses que aquellos que hacen grande a este país, con minúsculas y sin cuentas en Suiza, Panamá, Luxemburgo... Los unos, los pocos; los otros, los muchos alzamos la voz para reclamar lugar, memoria, derechos. Y avanzamos. 
Usted insultó en sede parlamentaria a la oposición antifranquista, no sólo al padre del vicepresidente del gobierno. Le recuerdo, Doña Cayetana, a usted que estudió Historia en Oxford –pero poca, por lo visto– que Franco firmó varias sentencias de muerte, de jóvenes militantes del FRAP, apenas dos meses antes de morir él mismo. Tal vez no haya llegado a ese capítulo de la historia española. 
¿Llama terrorista a un militante antifranquista, así calificado por la policía política de Franco? 
En 1975 todos los gobiernos de países democráticos, y decenas de miles de manifestantes en el mundo, incluso el Papa Pablo VI, pidieron clemencia al dictador, piedad de la que careció siempre, también al final de sus días. Presumía de que no le temblaba el pulso, aunque precisamente eso era lo que más le temblaba. 
Franco y sus ministros acabaron con decenas de miles de seres humanos: fusilamientos, garrote vil, desapariciones forzosas, personas enterradas aún en fosas comunes, a la espera de ser recuperados por sus hijos, hijas y nietos que los reclaman. Tome nota de la Historia, de las luchas por la libertad también por toda la Nueva España haciendo caer un virrey tras otro, hasta lograr la independencia frente a borbones déspotas, felones, hedonistas, amorales y vende patrias; lo dice así la historiografía, como usted sabrá.

Le voy a hablar de terror, señoría, más terror: Estos meses de pandemia han muerto decenas de miles de españoles, entre ellos un famoso torturador, Antonio González Pacheco, famoso por su sadismo. Alumno de otros torturadores franquistas como Conesa, como el valenciano Solsona, compañero de filas del “rey de las cloacas”, Villarejo, hoy encarcelado por algunas de sus fechorías en la cárcel de Estremera, en Madrid, capaz de transformar en millones de euros la “información reservada”. No, Antonio González Pacheco no debería haber muerto de covid19. Debería haber sobrevivido y, atendido en condiciones por la sanidad pública, estar vivo para comparecer y responder por sus crímenes ante la Jueza María Servini que en 2013 ordenó su detención y captura, que no se llevó a término, porque, contó con el apoyo de la Fiscalía General del Estado que se opuso a su extradición. 

Hay una quincena de exministros y funcionarios policiales de los años setenta a la espera de rendir cuentas por ser fieles servidores de un régimen de terror. Nosotros seguimos buscando amparo, reclamando Justicia, como hizo Chato Galante
¿Podríamos calificar de terrorismo de Estado estas acciones de la Fiscalía para impedir que un policía reiteradamente denunciado por torturas rinda cuentas ante la Justicia? Señora Marquesa, González Pacheco debería estar vivo y vivo debería estar ChatoGalante, otro militante antifranquista, reiteradamente detenido y encarcelado en los años previos a la Transición. Chato Galante contó con pelos y señales, ante las cámaras del documental, premiado con un Goya, El silencio de Otros, y ante la jueza Servini en Buenos Aires, lo que había guardado en su memoria durante décadas: el miserable trato que recibió al principio de los años setenta, por parte de otro joven, González Pacheco. Chato Galante, con 20 años, pasó 5 años en las cárceles de la dictadura. González Pacheco fue cuatro veces condecorado entre los años 1972 y 1982. ¿Terror? ¿Dónde está el terror? 
Las vidas de ambos, de Chato Galante y de González Pacheco se volvieron a cruzar décadas más tarde, bajo el amparo de la Justicia Universal. Uno ha muerto perseguido por la Interpol –tras una vida como empresario de éxito en temas de seguridad y pensionista galardonado con medallas por sus “méritos policiales”– y protegido por los sucesivos gobiernos de España para evitar que declarara ante la jueza. Chato Galante ha perdido la vida también por la pandemia, con la misma dignidad que defendió sus ideas ante Billy el Niño, con la paz y la nobleza –señora marquesa–, nobleza que siempre le caracterizó, de haber dedicado sus días a defender la Justicia y el bien común. Su testimonio es una pieza clave en la Querella Argentina, la causa que el Juzgado número 1 de Buenos Aires abrió contra altos cargos del franquismo, de los gobiernos de la Transición y miembros de la policía política, entre otros, por delitos de lesa humanidad y terrorismo de Estado. Hay una quincena de exministros y funcionarios policiales de los años setenta a la espera de rendir cuentas por ser fieles servidores de un régimen de terror. Nosotros seguimos buscando amparo, reclamando Justicia, como hizo Chato Galante. 
Democracia es, Doña Cayetana, igualdad de oportunidades, derecho a la verdad, a la integridad física, a la garantía de derechos, a la Justicia. Su mirada, su marquesado de postín, su herencia, sus aliados incluso, la han colocado a defender esa pequeña España de privilegios indecentes. 
Haría bien en bajarse algo del título. Por el bien de su propio partido, le digo. Que hay miles de votantes del PP que no comparten sus ínfulas elitistas. Sepa que en el camino se topará constantemente con la perseverante lucha de los más contra los privilegios de los menos. Como ha ocurrido siempre en la Historia. 
Los que usted llama terroristas, como nos llamaba el dictador. 
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Llum Quiñonero es presidenta de Acción Ciudadana contra La Impunidad del Franquismo. Organización que forma parte de la Querella Argentina. 
Publicado en CTXT