El año 2015 fue testigo del auge electoral de plataformas vecinales,
confluencias y coaliciones municipalistas que aspiraban a transformar la
política desde abajo a través de los ayuntamientos; un fenómeno que
adquiere especial fuerza en el mapa político vasco.
Artículo de Jon Bernat Zubiri y Miriam Ureta con el título "Municipios que abren el camino"
Por ello, mayo de
2019 puede marcar un punto de inflexión en la apuesta municipalista de
cara a la consecución de objetivos políticos: no sólo comienzan las
negociaciones para conformar el Gobierno del Estado, sino que además las
elecciones municipales, forales, autonómicas y europeas medirán la
potencia de las opciones en liza. Con el objetivo de radicalizar la
democracia y definir un nuevo rumbo político, las candidaturas
municipalistas se proponen corregir errores, ampliar horizontes y
avanzar en sus líneas de actuación.
PLATAFORMAS municipalistas
En primer lugar, todas estas fuerzas municipalistas tienen en común
su vocación de cambio en la forma de hacer política de proximidad.
“Precisamos mucha imaginación y trabajo porque un ayuntamiento tiene una
potencialidad enorme de cambio y porque la democracia se construye
desde abajo”, destaca Eneko Etxeberria, alcalde por EH Bildu (EHB) de
Azpeitia. “Intentamos echar una mano a la gente, estar a su lado y sacar
adelante proyectos para que vivan mejor. Nuestro objetivo fundamental
es hacer pueblo”, subraya por su parte Jesús Mari Ziluaga, primer edil
de Ibarrangelu por la candidatura Armendu. Una máxima que comparte el
alcalde de Orozko por ADIE, Josu San Pedro: “El Ayuntamiento no es un
edificio, hay que convertirlo en una herramienta para la gente”.
En segundo lugar, las candidaturas entrevistadas comparten su
tendencia a la transversalidad, integrando perfiles plurales, tejiendo
alianzas y canalizando reivindicaciones vecinales. El candidato a la
alcaldía de Barakaldo por Elkarrekin Podemos (EP), Eder Álvarez, subraya
que en su localidad “hay que dar un paso más hacia la unidad popular;
concurrimos tres organizaciones y vecinas independientes en la misma
candidatura, donde el reto es afianzar el espacio de la confluencia
entre diferentes situando el protagonismo de la institución en la
mayoría social”. Un paso que se ha producido ya en localidades como
Errenteria, donde “es posible gobernar entre diferentes con EHB poniendo
por delante objetivos compartidos, metas a conseguir y construyendo
confianzas en el camino”, señala el militante de EP José Manuel
Ferradas.
Una idea que comparten las formaciones municipalistas gobernantes. El
alcalde por EHB de Otxandio, Urtzi Armendariz, también pone en valor la
cooperación entre sensibilidades diferentes. “Tenemos la gran suerte de
tener trabajadores municipales y concejales del equipo de gobierno y de
la oposición que por su implicación han conseguido empujar iniciativas
que de otra manera no hubieran salido adelante”, afirma. Por su parte,
el primer edil de Orozko destaca igualmente la vocación de trabajo
conjunto y diálogo, tratando de negociar la aplicación de un único
programa: “Queremos hacer participar a los tres grupos políticos del
municipio encauzando ideas comunes”, afirma.
Por otro lado, una realidad peculiar se refleja en muchas plataformas vecinales,
las cuales —además de transformar la forma de hacer política y
trabajar desde la transversalidad— irrumpieron como iniciativas
exclusivamente locales para ganar autonomía: “Nadie nos dice desde otras
esferas lo que tenemos que hacer, lo cual nos deja a la intemperie en
ocasiones, pero se soluciona peleando con la fuerza que da la gente”,
reconoce el primer edil de Ibarrangelu. Mientras que el nuevo alcaldable
de Zalla Bai, Joseba Zorrilla, señala que “no tenemos cortapisas más
allá de la gestión de nuestro pueblo y eso se ha traducido en una buena
gobernanza y en ilusión de la ciudadanía que se siente representada con
el proyecto”.
Estas organizaciones municipalistas emergieron para ejercer de oposición
y evitar gobiernos monocolores, como sucedió en los casos de Armendu en
Ibarrangelu, Guzan en Bermeo, Karrantza Zabala, ADIE en Orozko o la propia Zalla Bai,
ya que aunque muchas de ellas no lo esperaban, acabaron gobernando.
Asimismo, lo que movió a muchas de estas formaciones es la necesidad de
acabar con la exclusión que aseguran sufrían sus municipios, véase La
Voz del Pueblo en Etxebarri —que nació en 1991 debido a la desatención y
al sentimiento de agravio que dicen padecían— o Abadiñoko
Independienteak, que irrumpió en 1999 vehiculizando un importante
movimiento a favor de la seguridad vial. Un impulso que ha llevado a las
plataformas vecinales a ser “la segunda fuerza política en Bizkaia”,
advierte Joseba Zorrilla.
próximos comicios
De cara a las próximas elecciones municipales, y más allá de la
política local en pequeños municipios, la atención se desliza ahora
hacia las capitales y grandes ciudades, donde el retroceso del PSE —que
aún gobierna en Portugalete, Eibar, Ermua e Irun— posibilitaría a las
coaliciones EHB y EP la disputa al PNV de los gobiernos locales, a la
espera de que los socialistas orquesten un viraje a la izquierda que
sería clave en Ezkerraldea, Meatzaldea y otras localidades. De especial interés es el caso de Barakaldo por la posibilidad de que Alfredo Retortillo, del PSE, alcance la makila apoyándose en un acuerdo plural entre las izquierdas.
Triangulaciones de este tipo podrían producirse a lo largo del
escenario político vasco. Aunque EP se presente a los ayuntamientos en
los que vive el 85% de la población de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, es EHB
quien sigue —por trayectoria, expansión y militancia— aspirando a
gobernar en un mayor número de localidades; como sucede en Errenteria
y Bakio con el apoyo de los municipalistas. Ferradas afirma que “se ha
avanzado estos años y hemos sido parte del cambio en la política
municipal iniciado en la anterior legislatura”. Así mismo, Josu Garai
seguirá liderando la candidatura de Bakio Bai con un equipo renovado que
previsiblemente continuará siendo la llave del gobierno municipal.
Distinto es el panorama de desencuentro en las plazas de Iruñea
o Bermeo, donde EHB y las fuerzas municipalistas han agotado la
legislatura en un clima de inestabilidad. Con una relación fría y
plagada de brusquedades, en Iruñea la expulsión de Aranzadi en vísperas
de San Fermín 2018 concluyó con desavenencias, la guinda de la
fragmentación en la vigorosa y plural izquierda navarra en los últimos
años. En la localidad costera se espera, por contra, que los dos
partidos históricos del ayuntamiento cedan a la política de acuerdos que propone Guzan Bermeo,
“siempre que se asuma la necesidad de un cambio radical en el rumbo
estratégico y la forma de hacer política del municipio”, dice su
candidato Xabier Ortuzar. “De no ser así Guzan abrirá la puerta a nuevos
escenarios”, concluye.
A pesar de todos estos análisis, hay un desafío de calado para la
mayoría de estas candidaturas: que las mujeres rompan el techo de
cristal y accedan a posiciones de liderazgo. Sólo se detectan algunas
excepciones como en la candidatura Kaixo de Kanpezu, donde la alcaldesa
es Ibernalo Basterra; o las primeras ediles de EHB en Ea, Iratxe
Arriola, y Bakio, Amets Jauregizar; así como las nuevas alcaldables en
Azpeitia, Nagore Alkorta, que sustituye a Eneko Etxeberria; y
Errenteria, donde Aizpea Otaegi toma el relevo de Julen Mendoza. Tampoco
hay que olvidar a las tres candidatas de izquierdas a las Juntas de
Bizkaia y a la alcaldable Miren Larrión en Gasteiz, entre otras. Estos y
otros ejemplos muestran que el potencial cambio para el 26 de mayo debe
de arrancar ya y avanzar en políticas feministas.
BUENAS PRÁCTICAS
En muchos de los casos antes mencionados, los gobiernos
municipalistas han podido implementar políticas locales que tienen en
común la apuesta por el paradigma público. Algunas de estas formaciones
han llevado a cabo municipalizaciones —Etxebarri, Ibarrangelu o
Karrantza— o incluso desbordando y rebosando sus competencias para poner
por encima de las mismas las necesidades vecinales. Así sucedió en
Zalla con la gestión del comedor escolar, en Etxebarri con determinados
servicios del área de educación y cultura, en Ibarrangelu con la
implantación de algunos comercios y actividades de servicios o con las
aportaciones municipales a la residencia de ancianas de Bermeo,
complementadas para dignificar el servicio.
Como ejes de actuación de los gobiernos municipalistas destacan el
impulso del cooperativismo y las asociaciones de productores como en
Karrantza, o la cesión de tierras en Abadiño donde “todos los pastos
propiedad del Ayuntamiento se los cedemos a la Asociación de Ganaderos”,
remarcaba el actual edil, José Luis Navarro, que se retira después de
20 años en la primera línea política. También cabe destacar la inclusión
de cláusulas sociales en la contratación pública en Etxebarri,
iniciativas que se han mostrado eficaces en la reactivación de la
economía local y la reducción del desempleo.
Estas políticas económicas se acompañan de la planificación integral
de las políticas sociales. En aras a “dar respuesta a una sociedad cada
vez más precarizada en la que el empleo no asegura salir de la
exclusión, con una feminización de la pobreza galopante”, recuerda el
barakaldar Eder Álvarez. Por lo que el objetivo, advierte el alcalde de
Azpeitia, es desarrollar “políticas reales a favor de las personas”, una
máxima que comparte con todas estas fuerzas municipalistas. “Pegarnos
como anclas a la tierra municipal nos enseñará que podemos hacer muchas
cosas y que el poder de transformación es enorme”, escribía Etxeberria
en Hordago. “En Zalla seguiremos impulsando las medidas de formación
y promoción de empleo, así como las ayudas de emergencia social”,
apunta Joseba Zorrilla. Una línea que comparte el alcalde de Etxebarri,
Loren Oliva, ya que en el municipio que gobierna “han aumentado bastante
las ayudas sociales, creando además partidas para imprevistos”.
Por su parte, el alcalde de Ibarrangelu destaca la importancia de
“mejorar los servicios de transporte y básicos para que la gente mayor
no tenga que desplazarse”. Las políticas urbanas y de movilidad son
centrales también en las experiencias de Abadiño, que surgió ante la
falta de seguridad vial en el municipio, y Bermeo, donde Guzan demanda
una mejora de los accesos a la localidad y del transporte público.
Armendariz suma a los anteriores la experiencia de Otxandio, donde “la
memoria histórica, reparación de todas las víctimas, fomento de la
igualdad, normalización del uso del euskera, preservación la
biodiversidad y desarrollo de un modelo de turismo sostenible” son sus
líneas de actuación, aplicadas desde aquel 'empate' de 2003.
MÁS ALLÁ de lo MUNICIPAL
“Tenemos escasos medios para hacer frente a grandes necesidades”,
señala Urtzi Armendariz mientras dibuja los retos de Otxandio. Las
localidades pequeñas se erigen así como “alquimistas que fabrican una
especie de sueños con muy poco material”, comparte Jesús María Ziluaga.
Todo con el objetivo de “plantear las inversiones que redunden en un
beneficio social de la ciudadanía, de forma transparente, proporcional y
fuera de cualquier ámbito de interés partidista”, reivindica Eneko
Etxeberria.
Los independientes en este aspecto mantienen una línea política
clara: se circunscriben únicamente a sus territorios: “Ese ha sido
nuestro potencial, que no teníamos intereses más allá”, subraya el
alcalde de Abadiño. Sin embargo —y a pesar de que insisten en
reivindicar su autonomía— no viven en una isla remota, ya que “el
trabajo municipal es dar la lata hasta subirse al hombro de las
instituciones para sacar proyectos adelante”, reconoce el alcalde de
Ibarrangelu. También apunta las potencialidades de organizarse a nivel
supramunicipal: “Si fuéramos capaces de acordar en la comarca de
Busturialdea unas políticas industriales verdes, de potenciación del
sector agrícola, mancomunarnos en los servicios básicos, potenciar la
sostenibilidad y trabajar para la gente, tendríamos mucha más fuerza”.
“Nos falta visibilidad e influencia”, concluye Joseba Zorrilla.
Por ello, algunos de los entrevistados reclaman “una profunda
renovación de la política foral y autonómica, de lo contrario estaremos
abocados a ser espectadores de cómo las instituciones son entregadas al
negocio de unos pocos”, expresa el candidato barakaldarra. Por su parte,
el primer edil de Otxandio percibe “una tendencia creciente a legislar a
favor de que las instituciones locales tengan mayor autonomía y
recursos para desarrollar su actividad de servicio al ciudadano, lo cual
es francamente positivo”. No obstante, según reconoce el alcalde de
Azpeitia, “aún queda trabajo por
hacer, ya que hay muchas decisiones tomadas lejos del abordaje objetivo
de las necesidades locales”. Prueba de ello es que “en prácticamente
ningún ayuntamiento se aplica la Ley de Instituciones Locales de
Euskadi”, denuncia Jose Manuel Ferradás. “Hay que cuestionar la
centralidad política del PNV y el papel de apoyo que juega el PSE tanto
en el Gobierno vasco como en las diputaciones”, concluye este militante
de Errenteria.
publicado en https://www.elsaltodiario.com/