jueves, 16 de mayo de 2019

Municipios que han abierto camino a políticas municipales al servicio de la gente

El año 2015 fue testigo del auge electoral de plataformas vecinales, confluencias y coaliciones municipalistas que aspiraban a transformar la política desde abajo a través de los ayuntamientos; un fenómeno que adquiere especial fuerza en el mapa político vasco.


 Artículo de Jon Bernat Zubiri y Miriam Ureta con el título "Municipios que abren el camino"


 Por ello, mayo de 2019 puede marcar un punto de inflexión en la apuesta municipalista de cara a la consecución de objetivos políticos: no sólo comienzan las negociaciones para conformar el Gobierno del Estado, sino que además las elecciones municipales, forales, autonómicas y europeas medirán la potencia de las opciones en liza. Con el objetivo de radicalizar la democracia y definir un nuevo rumbo político, las candidaturas municipalistas se proponen corregir errores, ampliar horizontes y avanzar en sus líneas de actuación.

PLATAFORMAS municipalistas

En primer lugar, todas estas fuerzas municipalistas tienen en común su vocación de cambio en la forma de hacer política de proximidad. “Precisamos mucha imaginación y trabajo porque un ayuntamiento tiene una potencialidad enorme de cambio y porque la democracia se construye desde abajo”, destaca Eneko Etxeberria, alcalde por EH Bildu (EHB) de Azpeitia. “Intentamos echar una mano a la gente, estar a su lado y sacar adelante proyectos para que vivan mejor. Nuestro objetivo fundamental es hacer pueblo”, subraya por su parte Jesús Mari Ziluaga, primer edil de Ibarrangelu por la candidatura Armendu. Una máxima que comparte el alcalde de Orozko por ADIE, Josu San Pedro: “El Ayuntamiento no es un edificio, hay que convertirlo en una herramienta para la gente”. 

En segundo lugar, las candidaturas entrevistadas comparten su tendencia a la transversalidad, integrando perfiles plurales, tejiendo alianzas y canalizando reivindicaciones vecinales. El candidato a la alcaldía de Barakaldo por Elkarrekin Podemos (EP), Eder Álvarez, subraya que en su localidad “hay que dar un paso más hacia la unidad popular; concurrimos tres organizaciones y vecinas independientes en la misma candidatura, donde el reto es afianzar el espacio de la confluencia entre diferentes situando el protagonismo de la institución en la mayoría social”. Un paso que se ha producido ya en localidades como Errenteria, donde “es posible gobernar entre diferentes con EHB poniendo por delante objetivos compartidos, metas a conseguir y construyendo confianzas en el camino”, señala el militante de EP José Manuel Ferradas. 

Una idea que comparten las formaciones municipalistas gobernantes. El alcalde por EHB de Otxandio, Urtzi Armendariz, también pone en valor la cooperación entre sensibilidades diferentes. “Tenemos la gran suerte de tener trabajadores municipales y concejales del equipo de gobierno y de la oposición que por su implicación han conseguido empujar iniciativas que de otra manera no hubieran salido adelante”, afirma. Por su parte, el primer edil de Orozko destaca igualmente la vocación de trabajo conjunto y diálogo, tratando de negociar la aplicación de un único programa: “Queremos hacer participar a los tres grupos políticos del municipio encauzando ideas comunes”, afirma. 

Por otro lado, una realidad peculiar se refleja en muchas plataformas vecinales, las cuales ­­—además de transformar la forma de hacer política y trabajar desde la transversalidad— irrumpieron como iniciativas exclusivamente locales para ganar autonomía: “Nadie nos dice desde otras esferas lo que tenemos que hacer, lo cual nos deja a la intemperie en ocasiones, pero se soluciona peleando con la fuerza que da la gente”, reconoce el primer edil de Ibarrangelu. Mientras que el nuevo alcaldable de Zalla Bai, Joseba Zorrilla, señala que “no tenemos cortapisas más allá de la gestión de nuestro pueblo y eso se ha traducido en una buena gobernanza y en ilusión de la ciudadanía que se siente representada con el proyecto”. 


Estas organizaciones municipalistas emergieron para ejercer de oposición y evitar gobiernos monocolores, como sucedió en los casos de Armendu en Ibarrangelu, Guzan en Bermeo, Karrantza Zabala, ADIE en Orozko o la propia Zalla Bai, ya que aunque muchas de ellas no lo esperaban, acabaron gobernando. Asimismo, lo que movió a muchas de estas formaciones es la necesidad de acabar con la exclusión que aseguran sufrían sus municipios, véase La Voz del Pueblo en Etxebarri —que nació en 1991 debido a la desatención y al sentimiento de agravio que dicen padecían— o Abadiñoko Independienteak, que irrumpió en 1999 vehiculizando un importante movimiento a favor de la seguridad vial. Un impulso que ha llevado a las plataformas vecinales a ser “la segunda fuerza política en Bizkaia”, advierte Joseba Zorrilla.

próximos comicios

De cara a las próximas elecciones municipales, y más allá de la política local en pequeños municipios, la atención se desliza ahora hacia las capitales y grandes ciudades, donde el retroceso del PSE —que aún gobierna en Portugalete, Eibar, Ermua e Irun— posibilitaría a las coaliciones EHB y EP la disputa al PNV de los gobiernos locales, a la espera de que los socialistas orquesten un viraje a la izquierda que sería clave en Ezkerraldea, Meatzaldea y otras localidades. De especial interés es el caso de Barakaldo por la posibilidad de que Alfredo Retortillo, del PSE, alcance la makila apoyándose en un acuerdo plural entre las izquierdas.

Triangulaciones de este tipo podrían producirse a lo largo del escenario político vasco. Aunque EP se presente a los ayuntamientos en los que vive el 85% de la población de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, es EHB quien sigue —por trayectoria, expansión y militancia— aspirando a gobernar en un mayor número de localidades; como sucede en Errenteria y Bakio con el apoyo de los municipalistas. Ferradas afirma que “se ha avanzado estos años y hemos sido parte del cambio en la política municipal iniciado en la anterior legislatura”. Así mismo, Josu Garai seguirá liderando la candidatura de Bakio Bai con un equipo renovado que previsiblemente continuará siendo la llave del gobierno municipal.

Distinto es el panorama de desencuentro en las plazas de Iruñea o Bermeo, donde EHB y las fuerzas municipalistas han agotado la legislatura en un clima de inestabilidad. Con una relación fría y plagada de brusquedades, en Iruñea la expulsión de Aranzadi en vísperas de San Fermín 2018 concluyó con desavenencias, la guinda de la fragmentación en la vigorosa y plural izquierda navarra en los últimos años. En la localidad costera se espera, por contra, que los dos partidos históricos del ayuntamiento cedan a la política de acuerdos que propone Guzan Bermeo, “siempre que se asuma la necesidad de un cambio radical en el rumbo estratégico y la forma de hacer política del municipio”, dice su candidato Xabier Ortuzar. “De no ser así Guzan abrirá la puerta a nuevos escenarios”, concluye.


A pesar de todos estos análisis, hay un desafío de calado para la mayoría de estas candidaturas: que las mujeres rompan el techo de cristal y accedan a posiciones de liderazgo. Sólo se detectan algunas excepciones como en la candidatura Kaixo de Kanpezu, donde la alcaldesa es Ibernalo Basterra; o las primeras ediles de EHB en Ea, Iratxe Arriola, y Bakio, Amets Jauregizar; así como las nuevas alcaldables en Azpeitia, Nagore Alkorta, que sustituye a Eneko Etxeberria; y Errenteria, donde Aizpea Otaegi toma el relevo de Julen Mendoza. Tampoco hay que olvidar a las tres candidatas de izquierdas a las Juntas de Bizkaia y a la alcaldable Miren Larrión en Gasteiz, entre otras. Estos y otros ejemplos muestran que el potencial cambio para el 26 de mayo debe de arrancar ya y avanzar en políticas feministas.

BUENAS PRÁCTICAS

En muchos de los casos antes mencionados, los gobiernos municipalistas han podido implementar políticas locales que tienen en común la apuesta por el paradigma público. Algunas de estas formaciones han llevado a cabo municipalizaciones —Etxebarri, Ibarrangelu o Karrantza— o incluso desbordando y rebosando sus competencias para poner por encima de las mismas las necesidades vecinales. Así sucedió en Zalla con la gestión del comedor escolar, en Etxebarri con determinados servicios del área de educación y cultura, en Ibarrangelu con la implantación de algunos comercios y actividades de servicios o con las aportaciones municipales a la residencia de ancianas de Bermeo, complementadas para dignificar el servicio.

Como ejes de actuación de los gobiernos municipalistas destacan el impulso del cooperativismo y las asociaciones de productores como en Karrantza, o la cesión de tierras en Abadiño donde “todos los pastos propiedad del Ayuntamiento se los cedemos a la Asociación de Ganaderos”, remarcaba el actual edil, José Luis Navarro, que se retira después de 20 años en la primera línea política. También cabe destacar la inclusión de cláusulas sociales en la contratación pública en Etxebarri, iniciativas que se han mostrado eficaces en la reactivación de la economía local y la reducción del desempleo. 

Estas políticas económicas se acompañan de la planificación integral de las políticas sociales. En aras a “dar respuesta a una sociedad cada vez más precarizada en la que el empleo no asegura salir de la exclusión, con una feminización de la pobreza galopante”, recuerda el barakaldar Eder Álvarez. Por lo que el objetivo, advierte el alcalde de Azpeitia, es desarrollar “políticas reales a favor de las personas”, una máxima que comparte con todas estas fuerzas municipalistas. “Pegarnos como anclas a la tierra municipal nos enseñará que podemos hacer muchas cosas y que el poder de transformación es enorme”, escribía Etxeberria en Hordago. “En Zalla seguiremos impulsando las medidas de formación y promoción de empleo, así como las ayudas de emergencia social”, apunta Joseba Zorrilla. Una línea que comparte el alcalde de Etxebarri, Loren Oliva, ya que en el municipio que gobierna “han aumentado bastante las ayudas sociales, creando además partidas para imprevistos”.

Por su parte, el alcalde de Ibarrangelu destaca la importancia de “mejorar los servicios de transporte y básicos para que la gente mayor no tenga que desplazarse”. Las políticas urbanas y de movilidad son centrales también en las experiencias de Abadiño, que surgió ante la falta de seguridad vial en el municipio, y Bermeo, donde Guzan demanda una mejora de los accesos a la localidad y del transporte público. Armendariz suma a los anteriores la experiencia de Otxandio, donde “la memoria histórica, reparación de todas las víctimas, fomento de la igualdad, normalización del uso del euskera, preservación la biodiversidad y desarrollo de un modelo de turismo sostenible” son sus líneas de actuación, aplicadas desde aquel 'empate' de 2003.

MÁS ALLÁ de lo MUNICIPAL

“Tenemos escasos medios para hacer frente a grandes necesidades”, señala Urtzi Armendariz mientras dibuja los retos de Otxandio. Las localidades pequeñas se erigen así como “alquimistas que fabrican una especie de sueños con muy poco material”, comparte Jesús María Ziluaga. Todo con el objetivo de “plantear las inversiones que redunden en un beneficio social de la ciudadanía, de forma transparente, proporcional y fuera de cualquier ámbito de interés partidista”, reivindica Eneko Etxeberria. 

Los independientes en este aspecto mantienen una línea política clara: se circunscriben únicamente a sus territorios: “Ese ha sido nuestro potencial, que no teníamos intereses más allá”, subraya el alcalde de Abadiño. Sin embargo —y a pesar de que insisten en reivindicar su autonomía— no viven en una isla remota, ya que “el trabajo municipal es dar la lata hasta subirse al hombro de las instituciones para sacar proyectos adelante”, reconoce el alcalde de Ibarrangelu. También apunta las potencialidades de organizarse a nivel supramunicipal: “Si fuéramos capaces de acordar en la comarca de Busturialdea unas políticas industriales verdes, de potenciación del sector agrícola, mancomunarnos en los servicios básicos, potenciar la sostenibilidad y trabajar para la gente, tendríamos mucha más fuerza”. “Nos falta visibilidad e influencia”, concluye Joseba Zorrilla.
 
 
Por ello, algunos de los entrevistados reclaman “una profunda renovación de la política foral y autonómica, de lo contrario estaremos abocados a ser espectadores de cómo las instituciones son entregadas al negocio de unos pocos”, expresa el candidato barakaldarra. Por su parte, el primer edil de Otxandio percibe “una tendencia creciente a legislar a favor de que las instituciones locales tengan mayor autonomía y recursos para desarrollar su actividad de servicio al ciudadano, lo cual es francamente positivo”. No obstante, según reconoce el alcalde de Azpeitia, “aún queda trabajo por hacer, ya que hay muchas decisiones tomadas lejos del abordaje objetivo de las necesidades locales”. Prueba de ello es que “en prácticamente ningún ayuntamiento se aplica la Ley de Instituciones Locales de Euskadi”, denuncia Jose Manuel Ferradás. “Hay que cuestionar la centralidad política del PNV y el papel de apoyo que juega el PSE tanto en el Gobierno vasco como en las diputaciones”, concluye este militante de Errenteria.