domingo, 29 de noviembre de 2015

Errenteria hace inventario de su violencia

El informe de Argituz encargado por el Ayuntamiento retrata más de cinco décadas de una convivencia tan anormal como habitual en sus calles



Reportaje de JURDAN ARRETXE publicado en "Noticias de Gipuzkoa"

Puedes acceder al documento: "HACIA UNA MEMORIA COMPARTIDA"

Entre 1978 y 2012 Errenteria tuvo al menos 489 días con violencia de una u otra vinculación política. Más de año y cuarto en los que un atentado, una quema de un tráiler francés o un secuestro de un concejal para torturarlo en un descampado apuntalaron la anormalidad que se convirtió en costumbre. Una historia de la violencia que solo en esta villa dejó desde los últimos años del franquismo y hasta 2013 -cuando la Corporación municipal en pleno escenificó la iniciativa Eraikiz- 28 fallecidos, 310 heridos contabilizados (19 de ellos, de bala) y 337 denuncias de tortura -en 694 detenciones-, sin entrar en daños materiales como 36 autobuses de línea calcinados, una treintena de ataques contra las estaciones de Euskotren y Renfe, 97 coches de matrícula francesa incendiados y ataques contra la comisaría de la Ertzaintza y viviendas particulares de agentes, concejales y alcaldes.

Una historia que el anterior pleno del Ayuntamiento, compuesto por Bildu -con su alcalde, Julen Mendoza, al frente-, PSE, PNV, PP y Ezker Anitza, decidió ordenar y recuperar. Para ello encargó a la asociación proderechos humanos Argituz la elaboración del Informe sobre violaciones de derechos humanos y hechos violentos acaecidos en Errenteria de 1956 a 2012.

Desde distintas posiciones, todos los grupos del mandato anterior dieron su aprobación al resultado, aunque con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina, decidieron posponer su presentación. El informe, que pretende ser un “punto de partida” en el trabajo por recuperar el pasado, vio la luz hace dos semanas, en un acto que el Día de la Memoria reunió de nuevo a representantes de todas las fuerzas políticas.

Y no solo a ellos: además de las cerca de 300 personas que les acompañaron en el auditorio de Niessen, otras 100 siguieron el acto desde un local anexo. Muchas conocían bastantes historias de las que recoge el informe, alguna de las vidas truncadas o de las dependencias atacadas.
El documento que presentaron los miembros de Argituz Sabino Ormazabal y Bertha Gaztelumendi resume en cinco páginas y otras tantas tablas los episodios de violencia principales sufridos en Errenteria. Divididos en tres periodos (1956-1975, 1976-1978 y 1979-2013), 63 de las 206 páginas relatan uno detrás de otro los hechos “referenciales”. Esto es, que a ese hipotético año y cuarto de incidentes consecutivos hay que sumar las manifestaciones que culminaron con incidentes violentos, los cortes de la carretera nacional a su paso por Iztieta, el total de las personas heridas y detenidas, todas las extorsiones, las amenazas y todos los avisos de bomba en contra del pleno municipal o contra la ikastola. Sus autores reseñan en el informe que “de reproducirlo todo, haría interminable este compendio”.
Décadas de violencia
Hoy ejemplo de reconciliación y convivencia, Errenteria fue durante décadas símbolo de lo contrario. Sus calles fueron el escenario del saqueo de la compañía policial que, venida de Miranda de Ebro para sofocar las protestas tras la muerte de Germán Rodríguez en los Sanfermines de 1978 por disparos policiales, arrasó con establecimientos de la localidad.
Una villa cuyo barrio de Kaputxinos fue testigo del asesinato a manos de ETA en junio de 1998 con una moto-bomba a Manuel Zamarreño al poco tiempo que relevara a José Luis Caso como concejal del PP, tiroteado en diciembre del año anterior en Irun.
El lugar en el que en el chupinazo de 1983 acabó como el rosario de la aurora después de que agentes de paisano, con porras camufladas entre periódicos, cargaran para disolver a la masa que protestaba por la izada de la bandera española en el Consistorio. O en el que durante esas décadas cinco ertzainas resultaron heridos, uno de ellos muy grave, por quemaduras de artefactos incendiarios.
Localidad en la que se desarrolló una campaña de boicot contra los productos franceses y en la que resultaron calcinados 12 camiones y hasta 97 coches con matrícula gala.
Un municipio, en definitiva, que ha vivido en mayor o menor medida todas las expresiones de la violencia, desde el insulto hasta el asesinato de un jubilado de 77 años como Rafael Gomez Jauregi que fue abatido a tiros policiales cuando regresaba de paseo a casa y pasó al lado de una marcha.
Vulneraciones que la pasada legislatura la Corporación municipal encargó a Argituz inventariar en la medida de lo posible con el objetivo de esclarecer lo ocurrido con una idea:

 que no vuelva a repetirse.