Creo
que en estos tiempos existe una apreciación compartida. A la crisis
sanitaria generada por el virus del Covid19 le seguirá una crisis de
tipo económico y social de la que al día de hoy es muy difícil,
por no decir imposible, delimitar en su alcance. A la hora de
afrontarla es importante situar desde donde lo haremos.
No
llegan señales especialmente alentadoras desde algunas instituciones
o desde sectores, como por ejemplo los empresariales, que a primera
vista pareciese que actuan con parámetros no muy diferentes a los
que abordaron la crisis económica del año 2008. No es arriesgado
decir o que bien no les ha dado tiempo a “digerir” la naturaleza
de esta crisis o bien sus construcciones ideológicas determinan su
eje de actuación. Posiblemente sea lo segundo.
Es
desde esa construcción donde se desdeña lo colectivo, lo
comunitario y se apuesta por lo piramidal más allá de que el
discurso lo pretenda ocultar. En esa pirámide las instituciones
juegan un papel subordinado y de apoyo a una construcción social
donde la apuesta por el individualismo es una seña de identidad. Lo
individual se contrapone a lo comunitario.
Ante
esta situación cabe hacer un llamamiento a que las instituciones más
cercanas a la ciudadanía rompan esa lógica. Cabe hacer un
llamamiento a los ayuntamientos para que sean actores junto a sus
vecinas y vecinos de dar una respuesta compartida y solidaria a las
crisis venideras que tienen su raíz en la pandemia actual. La otra
opción que queda a los ayuntamientos es verse subsumidos en la
incapacidad de dar una respuesta a las necesidades de la gente y
convertidos en meros agentes secundarios de políticas dictadas desde
otras instituciones. Pero esa respuesta desde lo colectivo, desde lo
comunitario no se improvisa. Se construye en el tiempo. Es en este
sentido donde cabe hablar del Ayuntamiento de Errenteria como
referencia.
Errenteria,
como otros pueblos vascos, vivió a finales del franquismo una
división entre su vecindario que teniendo como raíz las distintas
procedencias originarias se trasladaba incluso a los barrios y
terminaba en diferentes expresiones políticas y sociales. Esa
división se agrandó y prácticamente llegó a nuestros días. En el
año 2011 se dió un cambio político significativo en la gestión
del Ayuntamiento y la nueva corporación se marcó un reto. Superar
-en lo posible – esa división. Tender puentes entre diferentes.
Desde el respeto a la diferencia construir comunidad. A día de hoy
creo que se puede afirmar que se han dado pasos muy significativos en
ello.
Pero
ese construir “comunidad” tenía que tener consecuencias
prácticas en la vida de la gente y no quedarse convertido en un mero
discurso. Y la más evidente era intentar que nadie se quedase atrás
a nivel social y más cuando en 2011 los efectos de la crisis
económica se manifestaban en toda su crudeza. Así durante dos años
Errenteria ha sido el municipio del estado que más ha ha destinado a
servicios sociales por habitante desde unos parámetros de
transparencia y eficacia.
A
la vez se han desarrollado políticas municipales de todo tipo que
siempre han procurado contar con todas las sensibilidades políticas
y sociales desde el respeto a todas ellas e intentando en más de un
caso romper con “corses partidistas” propios. En la gestión
municipal no se ha buscado o priorizado el interés o beneficio
político como eje de actuación. Cabe decir, nueve años después,
que en Errenteria se han hecho las cosas razonablemente bien desde lo
colectivo. Que el sentimiento comunitario es más fuerte. Que hemos
ganado en cohesión social.
Quizá
por eso ahora se han dado pasos con bastante anterioridad a los que
se han dado en otros lugares y se ha dado una sinergia entre la
acción municipal y la actuación de la ciudadanía del municipio. Un
ejemplo es la red comunitaria de cuidados compuesta por más de 400
personas del municipio. Surgida en los primeros días ha dado
cobertura de todo tipo a las más de 7000 personas mayores de 70 años
que residen en Errenteria.
Otra
medida. A finales de marzo se identificaban a las niñas y niños con
imposibilidad de acceder a la enseñanza “online” . El 1 de abril
se cubrían sus necesidades. Sirva como referencia que la Consejería
de educación del Gobierno Vasco empezaba el 15 de abril a hablar de
como cubrir esta cuestión. También se ha dado alojamiento a
personas sin residencia para afrontar en condiciones dignas la
cuarentena establecida. Finalmente cabe señalar que se ha aprobado
un plan de choque y reactivación económica local por más de 3
millones de euros para dar cobertura al pequeño comercio y
autónomos. Un esfuerzo económico importante asumible desde unas
cuentas municipales “saneadas”
Afrontar
los tiempos venideros desde lo comunitario es posible y deseable. Es
posible apostar por políticas que pongan a la gente y sus
necesidades en el centro. Es posible también en tiempos de crisis
construir comunidad. En mi opinión es la mejor manera de afrontarla.
Desde lo colectivo plantar cara a las heridas de todo tipo que dejará
la pandemia. Y la política municipal debe jugar un papel
transcendental en ello. Es más cabe afirmar que el marco local es
capaz de desarrollar actuaciones que otros marcos se han demostrado
incapaces de desarrollar. En Errenteria estamos en ello.